domingo, 22 de abril de 2012

NO SOLO DE PARITARIAS VIVIMOS LOS TRABAJADORES

Se viene el 1 de mayo. Los trabajadores esperan este día, de diferentes maneras. Hay quienes ya le pidieron al carnicero que les guarde unos kilos de asado. Otros que cuentan los días hasta que llegue ese fin de semana largo para irse a algún lado a pasear. Pero estos son solo los que tienen un trabajo estable.
Esta la mitad de los trabajadores argentinos que tienen un sueldo menor a $ 4000. Que solo esperan el 1º de mayo para descansar, después de varios meses sin un domingo, o que aprovecharan para arreglar la casita golpeada por el tornado del pasado 4 de abril. Sin contar aquellos que ni van a tener ese feriado que solo saben que existe, porque lo vieron en rojo en el calendario colgado en la heladera.
Así se vive, el día internacional de los trabajadores, por estos tiempos del siglo XXI.
Y estamos los trabajadores comunistas, que mientras vivimos las mismas realidades de nuestros compañeros de trabajo, y afrontamos miles de obstáculos diarios para organizarlos, tratamos  de devolverles su historia. La que intentan borrar de sus memorias los que por ahora vienen ganando, los explotadores.
Nuestra verdadera historia. La que cuenta que hace 126 años detuvieron, enjuiciaron sin defensa, y condenaron a la horca a 8 obreros anarquistas en Chicago. Por el ilegal y atrevido reclamo de querer trabajar 8 horas por día.  Que se trabaje 8, se pueda dormir otras 8, pero que también halla 8 para hacer lo que uno quiera. Los jueces que los condenaron decían: “Son hombres demasiado sacrificados, demasiado inteligentes y demasiado peligrosos para nuestros privilegios”.
August Spies, Michael Schwab, Adolph Fischer, George Engel, Louis Lingg, Albert Parsons, Samuel Fielden y Oscar Neebe. Esos trabajadores que dieron su vida por la misma lucha que hoy sigue pendiente, son nuestros. Ellos, sus amigos, sus familias, sus compañeras. Como Lucy Parsons, “La viuda de los mártires de Chicago; la mulata que no llora”, Mother Jones; “la mujer más peligrosa en EEUU”, Elizabeth Gurley Flynn, “la Juana de Arco de la clase obrera”. Mujeres tenaces, temerarias, oradoras, organizadoras, publicistas. En definitiva, dirigentes inquebrantables, a la par de sus compañeros. Mientras defendían con fuerza, que esta lucha debía ir firmemente unida a la liberación de las mujeres de toda opresión.
Ellos son los que fueron tratados de extremistas, delincuentes y asesinos, por gritar con odio, desde la boca del estomago: “¡Basta de miseria y humillación!”
Pocos años más tarde se estableció, el 1º de mayo, como día no laborable. Sigue siéndolo en todo el mundo, salvo en EEUU. Ahí donde el día de los trabajadores, se transformó en “el día del trabajo”. La burguesía, los empresarios de cualquier tipo; esa clase que durante siglos solo demostró capacidad para generar guerras, enfermedades, destrucción de la naturaleza, muertes, dictaduras y fascismo. Es la que insiste en negar la fuerza de la clase trabajadora.
Porque nos teme. Somos parte de la clase social que solo en 180 años de existencia construyó sindicatos de millones de obreros, grandes partidos, ejércitos propios. La que hizo enormes revoluciones en innumerable cantidad de países grandes y pequeños. En Rusia y Bolivia. En Polonia y Cuba. En Alemania y Chile. En China y México. En España y Vietnam. Y llego hasta a crear estados en un tercio del mundo.
Por eso luego nos tuvieron que dar un fuerte golpe. Solo en la Argentina tuvieron que asesinar a 30.000 de los nuestros. Sobre esa sangre se fortalecieron. En los años 90 decían que no existíamos más. Pero ellos seguían comiendo, vistiéndose, curándose, educándose, divirtiéndose, usando luz, gas y – por sobre todas las cosas- enriqueciéndose gracias al trabajo de millones de nosotros.
Solo podían ocultarlo porque estábamos golpeados. Habíamos perdido compañeros, conquistas y hasta el trabajo. Es por eso que la burguesía y sus ideólogos insistieron en generar todo tipo de teorías que nieguen la realidad. Casi lograron borrar la palabra REVOLUCION  de la imaginación de los trabajadores.
Sin embargo, en el 2012 la realidad se está tomado revancha. La economía crujió mostrando nuevamente su incompetencia. Sus bancos se hunden, sus negocios son improductivos, ya no quieren ceder ni lo mínimo que cedían antes. Fuertes contradicciones se destapan. Es entonces cuando los estados del mundo ya no pueden ocultar de qué lado están: del de los capitalistas. Descubierto su rostro empiezan a ser cada vez más duros con los trabajadores: Ajustes, despidos, reducción salarial, aumento de las horas de trabajo para los jóvenes, disminución de la edad jubilatoria para los viejos.
Esta crisis empezó en el corazón del imperialismo. En aquellos lugares que parecían intocables, como Europa o los EEUU. Pero allí nuestros hermanos de clase responden. Masivas huelgas en Francia, España, Grecia, Portugal, son solo un primer recordatorio de la fuerza que somos capaces de desplegar los trabajadores.
Somos la clase a la que temen porque saben que podemos vencer al pequeñísimo número de parásitos que viven a costa de nuestro trabajo. La única clase revolucionaria capaz de darle solución a las miserias de millones de seres humanos en el planeta. Somos quienes hacemos andar del primer al último fragmento de esta sociedad.
Sin la clase obrera el capitalismo no existe. Pero sin los capitalistas somos capaces de todo.
En la vida de nuestra historia, como clase, lo hemos demostrado. Solo la clase trabajadora quiere y puede construir un futuro mejor para las generaciones que vienen.
Por todo esto, es que este 1º de mayo conmemoramos
Estamos en todas partes. Primero se escandalizaron cuando desde las universidades y colegios formamos estudiantes revolucionarios a quienes los militares acusaban de tener “exceso de pensamiento”.
Ahora tiemblan de terror al ver que esa preparación se comienza a fusionar con los obreros que hasta entonces solo vivían para sus familias y trabajar. Hoy se revelan, se reúnen, estudian, critican, cuestionan lo que parecía normal y natural. Forman agrupaciones que se proponen sacar a patadas a los que siempre los traicionaron y vendieron en los sindicatos. Eso que lograron, hace unos años los obreros de zanon en el sindicado ceramista de Neuquen, entusiasma hoy a la nueva generación obrera. El color bordó que nació entre los ferroviarios del FFCC Roca, para defender a los más explotados, se extiende. Hoy tiñe a los obreros/as gráficos que les dieron un buen susto a los dirigentes millonarios de su sindicato en las pasadas elecciones y con una militancia obrera cada vez más grande. También cubre la ropa blanca de los trabajadores de la alimentación en ese gremio de varios miles de afiliados  para echar al dinosaurio de Daer, en una industria estratégicamente clave. Y comienza a dar sus primeros y difíciles pasos entre los obreros del jabón desde experiencias vividas en el 2006 por los trabajadores de la ex jabón federal, hasta llegar a la enorme multinacional Procter & Gamble.
Desde las industrias, pasando por los transportes como el subte, y hasta los que en el estado educan, curan y organizan con lo que tienen a mano, las necesidades del pueblo pobre, surgen grupos de obrero consientes que toman estas banderas y vuelven a darle vida y vigencia a la historia inconclusa de la clase trabajadora.
Con ellos, por ellos y por todo esto vamos a llegar a la plaza de mayo el próximo martes 1º de mayo. Por nuestra historia, por nuestros mártires y caídos, por Mariano Ferreira, Julio Lopez, Fuentealba, Luciano Arruga y tantos otros a quienes vengaremos con la revolución.  Por nuestro presente y nuestro futuro tenemos que estar allí.
Porque el tiempo no para y ya llego la hora de vencer.
Millones en el mundo estarán haciendo lo mismo.
Bárbara Acevedo y Franco Villalba

1 comentario:

  1. Cros, bienvenidos a la "Troskoesfera"! Era hora que escriban, xq el tiempo no para, pasa.
    Saludos. FP

    ResponderEliminar